Visto en GQ
Toyota presenta el GR86, probablemente uno de los últimos deportivos alimentado con gasolina en un futuro dominado por los coches eléctricos.
«A veces las viejas costumbres son las mejores», dijo el difunto Albert Finney en la memorable escena de Skyfall en la que saca un cuchillo de caza y se carga a los enemigos de Bond subidos a un helicóptero de combate. Uno se acuerda de la escena cuando conduce el GR86, el último (probable y literalmente el último) deportivo ligero de gasolina de Toyota. Una escopeta recortada en un mundo de drones armados.
Finney tenía razón. La Coca-Cola sabe mejor en botella de vidrio que en lata, la vida real es infinitamente mejor que las llamadas por Zoom, y este coche de gasolina no sería lo mismo con un motor eléctrico. Pero lo que de verdad emociona de este modelo es su relación calidad-precio. Con un precio que arranca en los 32,900€ —el deportivo que te venderían en el Lidl si tuvieran sección de motor—, cuando llegue a España en julio se los van a quitar de las manos (en Reino Unido, los 400 coches que se fabricaron en dos años se agotaron en 90 segundos). Esto es lo podrás tener en tus manos si tienes la suerte de hacerte con uno.
El GR86 pesa 1,275kg y funciona con un motor bóxer de cuatro cilindros y 2,4 litros. Esto hace que el centro de gravedad del coche sea muy bajo y contribuye a que la conducción sea más equilibrada. Este compacto deportivo no es un coche diseñado para batir récords en pistas de carreras, sino que está hecho para disfrutar de la conducción. De hecho, Toyota utiliza la expresión japonesa waku-doki para describir su filosofía: «una emoción que te bombea el corazón».
Este modelo sucede al GT86, fabricado desde 2012 hasta 2021 y que tuvo un gran éxito entre los fans de la marca. Es el tercer coche de la gama GR, que toma su nombre de Gazoo Racing, la división de motorsport y competición de Toyota, junto con el GR Yaris y el GR Supra. El GR es más bajo, más ancho y 35 CV más potente que el GT, y sus fans llevaban mucho tiempo pidiendo que el diseño del chasis fuera más atractivo. Ahora tiene 231 CV de potencia, pesa 10 kg menos y tiene un 50% más de rigidez torsional, lo que lo convierte en un auténtico caramelo de la conducción deportiva.
Aunque no es rápido como un rayo, el GR86 pasa de cero a 100 km/h en 6,3 segundos, un segundo más rápido que el GT86. Es tan rápido como el Volkswagen Golf GTi, de precio similar, aunque el Golf alcanza los 250 km/h, frente a los 225 km/h del Toyota. Pero lo bueno que tiene el Toyota es que puedes divertirte mucho en la carretera sin quedarte sin puntos en el carné. El próximo Honda Civic Type-R tendrá probablemente 350 CV, con un paso de 0 a 100 km/h cercano a los cinco segundos y un precio que rondará los 30.000€.
La simplicidad del diseño se extiende a la parte trasera del coche: atrevida, deportiva y nada agresiva, al menos en comparación con el Type-R. En cuanto al color, sólo hay tres opciones: rojo, blanco y negro, según el muestrario de Toyota Gazoo Racing.
Los fabricantes cada vez son más reacios a producir modelos de gasolina y a emitir niveles altos de CO2, lo que convierte a estos coches en una especie en extinción. El problema es que los híbridos son pesados y caros y, dentro de poco, el único coche deportivo en el mercado a un precio asequible será el Mazda MX-5. Las ventas del GR86 en Europa cesarán en 2024, por lo que solo estará dos años en el mercado, limitando su producción y convirtiéndolo en uno de los coches de segunda mano más cotizados. La razón se debe a un mandato de la UE, que empezará a exigir que los coches nuevos se vendan con un equipamiento más seguro y más protección contra impactos, una medida que aumenta el peso de los coches y los encarece.
GQ ha probado el GR86 con cambio manual en Sevilla y en el circuito onubense de Monteblanco. La primera sorpresa es que, para conducir este potente coche, no hace falta un gran esfuerzo. Una mayor fuerza de rotación rigidez aporta una mayor flexibilidad, aunque puedes seguir disfrutando al máximo a 7.000rpm y llevarlo al límite sin necesidad de sobrepasar el límite de velocidad en carretera.
No hay botón sport porque el GR86 siempre está en modo deportivo. Al arrancar el coche, el motor emite un grave rugido que se intensifica artificialmente a través de los altavoces, un detalle que no entusiasma a los puristas. El robusto interior está mejorado con respecto a su predecesor e invita a sentarse. Los asientos traseros son lo bastante espaciosos como para acomodar a otros adultos en viajes cortos, y el maletero de 226L puede albergar la compra de la semana o bolsas de viaje, pero olvídate de meter maletas rígidas o palos de golf.
Los dos elementos más importantes de este coche, además de los analógicos, como su motor de cuatro cilindros planos o su transmisión manual de recorrido corto, son la dirección asistida eléctrica y un diseño que impide el balanceo (body roll), haciéndolo más predecible y sensible a las maniobras. Por ejemplo, desactiva el ESC en la pista, frena al llegar a las curvas y disfruta de un suave derrape. Es uno de los mejores coches que Toyota en cuanto a diversión al volante se refiere.
Podríamos estar ante el fin de los coches deportivos analógicos en un mundo digital de coches híbridos. Los que se hagan con un GT86, serán aquellos que aún quieran disfrutar de la emoción de cambiar las marchas, pisar el acelerador, llevar al límite al motor de gasolina y levantar ruedas en las curvas. Los guardianes de la luz.